domingo, 12 de abril de 2009

¿Jugamos la revancha?


No todo es un juego; pero lo tomamos de ese modo al no estar contentos con algún resultado y luchamos por lograrlo a toda costa, sin importar las consecuencias que contraiga nuestro actuar.


Sin embargo hay juegos que ya no se pueden volver a jugar. Por sus jugadores y las condiciones de juego, siempre se arriesga bastante, se puede ganar o perder, jugar limpio o con trampas; todo depende del estilo del juego y las apuestas que se hagan, de todas formas es una práctica más que se puede tener de experiencia a lo largo de nuestra vida.


En cambio hay juegos que se nos presentan a cada momento, con una tentativa que nos persiste y nos empuja a que juguemos, pero no solo para probar suerte y confirmar la supremacía, sino para algo más importante, más profundo que puede cambiar algo de nosotros.


Las instrucciones son claras, lo apuestas todo o nada, te atreves o juegas de observador, mientras otro toma la delantera por ti. Este juego no se comenta, ni tampoco se ofrece. Es un juego de dos o de tres, dependiendo. Si es de dos jugadores, estos juegan independientes, sin que el otro jugador sepa que estas participando de una forma directa, solo se entera cuando vas perdiendo y tu cuando él va perdiendo; y si el juego es de tres se vuelve un poco más complicado ya que uno de los participantes no juega, solo participa en el final; mientras los otros dos jugadores compiten entre sí. El premio es el objetivo que te propongas, que es lo que quieres lograr con este juego, que quieres ganar; que dependiendo de ti el premio puede perdurar en el tiempo (puede ser una situación) o bien solo demostrar que ganaste y fuiste mejor que el otro.


Las variantes del juego como cuanto dura, donde se juega, cuales son las formas de juego. Se va viendo con el tiempo mientras se presente el juego y sus participantes, hay recién se establecen los primeros indicios; ya que ni siquiera tiene reglas, si pierdes lo que apostaste no tienes derecho a queja, pero si el intentar una revancha; puedes hacer trampas y enredos, pero hay que tener cuidado para no ser descubierto. Finalmente tú haces tu juego y vas descubriendo quien o quienes son tus contrincantes.


Si jugamos la revancha es porque algo quedó por resolver y lo que se apostó aún sigue en el juego... Trata de no romper tu corazón porque no existe el derecho a quejarse....