viernes, 2 de octubre de 2009

30/sept/09


Hay veces en que cuesta tanto respirar, como si la garganta se cerrara de un segundo a otro sin previo aviso.


Te empieza a faltar el aire y comienzas a desesperarte tratando de buscar una salida rápida y eficaz, pero todo se ve en tinieblas sintiéndote angustiado y agotado de tanto esfuerzo, y simplemente cierras los ojos para poder descansar.


Entre tantas emociones y ruidos, a la lejanía se escucha un cantar que te hace abrir los ojos para buscar de donde viene tan tenue sonido. Mientras buscas te das cuenta que ya la oscuridad se va disipando para conseguir ver una pequeña ave de plumaje gris y su cola dando la distinción de luz. Te acercas lentamente para comprobar que el sonido proviene de ella. Te quedas pendiente mirándola fijamente a los ojos, tan pequeños como pepitas de manzana, manteniendo una converzación sin palabras, sin ruidos, sólo las miradas entrelazadas.


En eso todo quedo en silencio, ni la más grande roca que hubiera caido a tu lado habria quebrado tal armonia. Tanta era la tension de poder oir algo de esa ave, que cuando abrio sus fauses dejó salir la melodia más dulce que jamas se haya escuchado; y lo unico que pudiste hacer fue mostrar una leve sonrisa, de alivio talves. Luego de esto, el ave extendió sus alas para volar, y se fué a posar en una rama de un arbol que estaba frente a ti y simplemente se volteó para mirarte denuevo; sin embargo nuevamente se fue volando.


Te diste cuenta de que ya no estaba tan oscuro y que podias respirar algo mejor, entonces por esto comenzaste a escribir...